martes, 27 de junio de 2017

La palabra de la infancia ( Steven Spielberg- Elliot, 1982)





"¡Él vino a mí!. ¡Él vino a mí!"
"Yo creeré en ti todos los días de mi vida"
" Au"
"Au"
"Estaré aquí mismo"
"Adiós"

La amistad es un acto tan radical que solo puede ser comparado con el vértigo causado por la visión de las profundidades del espacio exterior. El verdadero encuentro entre dos seres que se aman sucede en soledad, mientras el mundo sigue su curso habitual, generando ese ruido que impide escuchar la palabra sagrada, una palabra que es sentimiento de algo que no necesitas comprender en su completitud, pero que otorga una convicción devoradora como el fuego. Devora la superficialidad, los "mecanicismos" de la lógica y la ciencia humana, la estrechez del pensamiento, y ello expresado con el sencillo código de la infancia. Sentirlo todo, y poder compartirlo con otra alma necesitada de medicina. Elliot está enfermo de egoísmo o culpabilidad, y aprende a sentir (a sentir y a pensar, en realidad) como su amigo de las estrellas, el cual debe llevar sobre sí la enfermedad y ese dolor compartido. Se ha escrito sobre las implicaciones bíblicas de la historia que en el año 1982 conmovió al mundo, y nos conmovió porque ( a pesar de los daimones, o demonios, introducidos como base para la caracterización de E.T, y ese ya es otro tema) señalaba hacia esa voz que nos llama desde algún lugar del universo, aunque muchos se hayan negado a creer en ello. Los que perseveran se salvarán.