martes, 27 de junio de 2017

La palabra de la infancia ( Steven Spielberg- Elliot, 1982)





"¡Él vino a mí!. ¡Él vino a mí!"
"Yo creeré en ti todos los días de mi vida"
" Au"
"Au"
"Estaré aquí mismo"
"Adiós"

La amistad es un acto tan radical que solo puede ser comparado con el vértigo causado por la visión de las profundidades del espacio exterior. El verdadero encuentro entre dos seres que se aman sucede en soledad, mientras el mundo sigue su curso habitual, generando ese ruido que impide escuchar la palabra sagrada, una palabra que es sentimiento de algo que no necesitas comprender en su completitud, pero que otorga una convicción devoradora como el fuego. Devora la superficialidad, los "mecanicismos" de la lógica y la ciencia humana, la estrechez del pensamiento, y ello expresado con el sencillo código de la infancia. Sentirlo todo, y poder compartirlo con otra alma necesitada de medicina. Elliot está enfermo de egoísmo o culpabilidad, y aprende a sentir (a sentir y a pensar, en realidad) como su amigo de las estrellas, el cual debe llevar sobre sí la enfermedad y ese dolor compartido. Se ha escrito sobre las implicaciones bíblicas de la historia que en el año 1982 conmovió al mundo, y nos conmovió porque ( a pesar de los daimones, o demonios, introducidos como base para la caracterización de E.T, y ese ya es otro tema) señalaba hacia esa voz que nos llama desde algún lugar del universo, aunque muchos se hayan negado a creer en ello. Los que perseveran se salvarán.



miércoles, 17 de mayo de 2017

Un código de Valores (John Ford-Nathan Brittles, 1949)



"Allá donde se levanta la bandera sobre un fuerte solitario, puede haber un hombre, un capitán que levantará la espada del Destino"



En este punto del camino surge con claridad el sentido del ejercicio. Poner de relieve, por medio de la abstracción, aquellos valores presentes en las historias y las figuras concretas que el celuloide nos ha ofrecido durante las décadas de crecimiento y formación. "La vieja guardia" es el conjunto de características o ideales sobre el hombre completo e íntegro, regido por los Valores que están más allá de las modas y de los espejismos, los cuales serían reflejos de los latidos de la Eternidad. Por supuesto, para acceder a ello, es menester realizar una cuidadosa selección de películas, selección inevitablemente condicionada por el gusto y la sensibilidad personal. De forma opuesta a lo visto en "Bailando con Lobos", John Ford exhibe (apoyado en la rica y vigorosa gama del technicolor) el traje azul de la caballería estadounidense a modo de emblema de aquello que es noble, justo y bueno; los defensores de la lealtad, la disciplina y la perseverancia en la misión que llevan su esplendor allí por donde pasan (al contrario que en la propuesta de Kevin Costner). Hasta los cielos azules recortados por la geografía de Monument Valley poseen un sentido tan literal como simbólico. Expone, además, de forma desenfadada y a la vez sentimental, el papel que la mujer tiene en la misión, la cual llega a ser un lastre tanto como - en caso de que la mujer sea sometida a la debida disciplina que subyuga a todo el cuerpo de caballería - la joya más preciosa. Una gran enseñanza moral enraizada en los Valores eternos, aunque tal vez sea ante todo una experiencia estética, un milagro de fotografía, un código visual sobre el valor y la pureza.

lunes, 1 de mayo de 2017

Kevin Costner en la tierra gloriosa (Teniente John J. Dunbar & Cabello al Viento, 1990)




                          Bailando con lobos!, ¡Bailando con lobos!
                             Soy Cabello al Viento, y soy tu amigo.
                             ¿No ves que soy tu amigo?
                              ¿No ves que yo siempre seré tu amigo?"



Una historia que sigue conmoviendo y permanece década tras década. Un hombre que está siendo víctima de una civilización decadente (representada en el mortecino color azul del uniforme de la caballería "yanqui"), cuyo espíritu le guía a aventurarse hacia las tierras que están más allá de la última frontera, el salvaje oeste, el viento que peina la pradera y trae señales, las manadas de animales que viajan en libertad, las guerras en nombre de la familia, la tierra, el honor y la vida. La tierra gloriosa, en definitiva. Es posible que, en esta película, el registro del paisaje sea más relevante que el alma del protagonista, o que sea el espejo de ésta. Colinas y praderas inmensas son, ante todo, un estado mental, el del hombre que busca a Dios (o al Ser, desde una perspectiva filosófica) en las soledades de las tierras vírgenes. Entonces, la mujer ya no es un capricho, una necesidad o una diversión, sino el Destino, al igual que la amistad y la pertenencia a un grupo. Pero en primer lugar está la imagen que supo educarnos y dejar una impronta imborrable, la del guerrero aquel que en los últimos instantes de la película, y mientras nuestro protagonista huye de los apresurados avances de la civilización destructora, sostiene su arma con el brazo en alto, ubicado sobre las alturas de una peña, y lanza el grito de guerra que todo lo define y que hace el poema más bello y conciso de cuantos existen.



domingo, 9 de abril de 2017

La mirada del tigre (Sylvester Stallone, 1982)





En este tercer acto, a modo de epílogo, Stallone debía cerrar un ciclo con el reto de ser coherente con las dos piezas que lo preceden. ¿Se puede conciliar la humildad y la lucha espiritual con las riquezas y el éxito?. Stallone utiliza al personaje para hablar de sí mismo, después de haber sido un artista bohemio y luego haber alcanzado el estrellato rápidamente, exponiendo con transparencia sus propias inseguridades. De forma inmediata tras la introducción, y al ritmo del clásico tema "eye of the tiger", vemos cómo la fama ha sepultado al hombre salvaje de los suburbios, ahora adocenado por la molicie, las comodidades y los reconocimientos. Rocky está ahora más cerca del ídolo apolíneo que del hombre tonto y adorable. Secuencias como la del combate de lucha libre frente a Hulk Hogan muestran que su vida se ha convertido en un espectáculo pueril y disparatado. La civilización mata al luchador, mientras que la humildad habita en aquel territorio salvaje que espanta a todo ser humano regido por el orgullo. El ojo del tigre nunca se aparta del objetivo y siempre está hambriento. Finalmente, Adrian vuelve a ser la voz celeste que le recuerda que por encima de la riqueza y de la opinión pública está la lucha por el Ser. Vencer a Cluber Lang no de cualquier forma sino buscando lo genuino, como un estratega provisto de mente y corazón.

miércoles, 5 de abril de 2017

La voz de un ángel (Sylvester Stallone, 1979)








Contemplar y volver a pensar una y otra vez estas historias inolvidables nos lleva a la meditación sobre el orgullo y el origen de todos los males. Apolo Creed sigue encarnando al gran ídolo que enciende las pasiones del odio y de la necesidad de ser reconocido y aprobado por la sociedad. Y - a pesar de cómo termina la historia en esta secuela - Rocky está mucho más cerca de Parsifal o del joven rey David que de un prototipo del éxito alcanzado con la fuerza del corazón. Frente a las constantes provocaciones de Apolo, Rocky sigue el código de la humildad y nunca entra en disputas estériles. Palabras necias, oídos sordos, ante gestos rudos una sonrisa y algún comentario infantil. Apolo, no obstante, pondrá en marcha una campaña, utilizando la prensa y la televisión, para herir el orgullo de su contrincante y arrastrarlo de nuevo al ring. Y entonces se produce el conflicto, la lucha entre lo que la voz de la conciencia le dice a Rocky ( que no debe ceder a la tentación del orgullo ) y el dictado de la opinión pública y el de sus allegados ( excepto Adrian, la cual parece encarnar a esa misma voz angelical ), quienes dan soporte y voz a la propaganda del Dragón apolíneo, la cual incluye la apelación a la hombría y al machismo. A su vez, Rocky, a pesar de ser deudor de una cultura patriarcal, defiende a Adrian de un entorno machista, poniendo el foco de atención en la debida fidelidad y colaboración entre cónyuges, sin caer en ninguno de los extremos ideológicos. Pero el gran momento, corona de toda la saga y motivo de interpretaciones varias, es aquel en el que Adrian, aparentemente rompiendo la lógica, y tras despertar del coma, anima  a Rocky a enfrentarse y vencer a Apolo en el cuadrilátero. La clave está en reconocer la Voz del ángel (que habla de una victoria personal, íntima y ultramundana) frente a la voz del mundo y sus vanidades. Se trata de la lucha contra el gran ídolo. El cultivo del físico y del músculo son la expresión visible de una fortaleza del ser y de la humildad extendida en catorce asaltos. Apolo vuelve a perder porque sigue sin saber a qué se enfrenta, y nunca, al igual que casi todos, llegó a comprender a Rocky de forma completa, aunque años después encuentra aquella dudosa definición, la "mirada del tigre".     

martes, 28 de marzo de 2017

Lucha por la autenticidad (Rocky Balboa-Sylvester Stallone, 1976)



              "¡Adriaaaaaaan, Adriaaaaaan!. Por favor, déjenme en paz. ¡Adriaaaaan!.
                ¡Rocky!
                ¡Te quiero!
                ¡Te quiero!"


El púgil más conmovedor de la historia del cine. Vagabundo, hombre de principios, sencillo y humilde, delincuente y corazón de oro, extranjero en busca de lugar e identidad en los suburbios de Filadelfia. Ejerce el pugilato porque nada ni nadie le enseñó a hacer otra cosa en la vida y, sin embargo, en su combate final con Apolo Creed nos da una magistral lección de perseverancia y resistencia: la vida ( la acción en el ring es como una metáfora de la vida) da golpes que te dejan tirado en el suelo, pero siempre, aunque magullados y heridos, hay que volver a levantarse con fe y seguir luchando contra ese ídolo fanfarrón hecho de sombreritos y colorines, el que nos vende el éxito y el reconocimiento mundanal. Si consideramos que la acción física es la manifestación externa de un código moral (pues Rocky es, ante todo, un hombre de principios morales) su imprevisible zurdazo equivale a ese espíritu indómito que el hombre común, el cual ha terminado siendo reducido por su propio estrellato (tal como Apolo), ya no sabe calibrar. Por eso, al final, Rocky no necesita revancha ni convertirse en campeón mundial, ni le interesa el dictamen del jurado. Era una lucha por la identidad íntima y la dignidad personal, que para él tienen el nombre de la mujer más pequeña de este mundo, aunque para ellos dos es el todo. La fidelidad y la honra en el perfecto equilibrio entre hombre y mujer. Y el David que entra en el cuadrilátero con la humildad de un pollino (el "potro italiano") contra el Goliat de la parafernalia suntuosa y patriótica (la lujuria apolínea). No es poco, pero el legalismo pseudoreligioso y las ideologías impiden apreciar cuánto bien han hecho personajes e historias como ésta.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Triunfo espiritual en el territorio de la Serpiente (John Milius- Conan, 1982)




"Ni todos los dioses de este mundo podrán separarnos. Si lucharas por tu vida y yo estuviese muerta, volvería desde las profundidades del infierno para luchar a tu lado" - Valeria -


Después de muerto y resucitado, la figura del guerrero cimerio aparece erguida sobre un fondo de mar azul y luz mediterránea. Momento a partir del cual Conan, enfrentando a la Serpiente y acompañado de la amada y de su mejor amigo, comenzará a decapitar a la fuente de todas las ideologías. Hay un brazo armado, una casta sacerdotal, un caldero de pócimas, y un sumo sacerdote, Thulsa Doom, de quien emana la hechicería que recorre los milenios. Treinta años después, el "secreto del acero" revela un film que instantáneamente se convierte en manifiesto espiritual, no para nihilistas ni reaccionarios, sino para todo aquel que busque una Voluntad que esté por encima de la sujeción a la cultura humana, constituyendo una parábola sobre el individuo que lucha por su vida frente al imperialismo espiritual ( el Dragón ).

domingo, 19 de febrero de 2017

Anarquía Zen (John Milius, 1984)


"Debemos intentar grandes cosas antes que unirse a esos espíritus tímidos que no conocen la victoria ni la derrota". Theodore Roosevelt.

Es la película más olvidada e impopular. Aplicando una lectura superficial, se diría que exalta la guerra, la sangre y el sudor por su potencial para domar los sentimientos, crecer en el dominio propio y superar las debilidades. Estos objetivos también pueden ser alcanzados por medio de la lucha espiritual o disciplina mental. Es, en definitiva, el espíritu de lucha tan propio del cine de John Milius. ¿Cómo habrían transcurrido las vidas de ese grupo de jóvenes si nunca hubieran conocido un amanecer rojo?. El problema aparece cuando todo transcurre con normalidad: terminar la carrera, un matrimonio feliz, tener un buen empleo y un hogar cómodo. Son los tibios ideales de la clase media y de la mediocridad burguesa. A la contra de ello tenemos el llamado de Milius: ¡no os conforméis con este mundo y buscad una razón para morir luchando!. En el caso de este cineasta, que se autodefine como un "anarquista zen", el ejército invasor  tiene un significado que va más allá de su forma literal. Se trata de luchar contra imaginarios que las ideologías imperialistas imponen como forma de control mental, da igual si son los yanquis o los soviéticos. El hombre verdaderamente libre no tiene ideología, y encuentra la libertad en la naturaleza, la patria que en este caso y de forma ineludible aparece representada en la bandera de los Estados Unidos de América, la amplia estepa, el desierto salvaje e inexplorado, más allá de las regiones donde el sistema de pensamiento humano ejerce su opresión. Sí, tan literal como simbólico.