miércoles, 17 de mayo de 2017

Un código de Valores (John Ford-Nathan Brittles, 1949)



"Allá donde se levanta la bandera sobre un fuerte solitario, puede haber un hombre, un capitán que levantará la espada del Destino"



En este punto del camino surge con claridad el sentido del ejercicio. Poner de relieve, por medio de la abstracción, aquellos valores presentes en las historias y las figuras concretas que el celuloide nos ha ofrecido durante las décadas de crecimiento y formación. "La vieja guardia" es el conjunto de características o ideales sobre el hombre completo e íntegro, regido por los Valores que están más allá de las modas y de los espejismos, los cuales serían reflejos de los latidos de la Eternidad. Por supuesto, para acceder a ello, es menester realizar una cuidadosa selección de películas, selección inevitablemente condicionada por el gusto y la sensibilidad personal. De forma opuesta a lo visto en "Bailando con Lobos", John Ford exhibe (apoyado en la rica y vigorosa gama del technicolor) el traje azul de la caballería estadounidense a modo de emblema de aquello que es noble, justo y bueno; los defensores de la lealtad, la disciplina y la perseverancia en la misión que llevan su esplendor allí por donde pasan (al contrario que en la propuesta de Kevin Costner). Hasta los cielos azules recortados por la geografía de Monument Valley poseen un sentido tan literal como simbólico. Expone, además, de forma desenfadada y a la vez sentimental, el papel que la mujer tiene en la misión, la cual llega a ser un lastre tanto como - en caso de que la mujer sea sometida a la debida disciplina que subyuga a todo el cuerpo de caballería - la joya más preciosa. Una gran enseñanza moral enraizada en los Valores eternos, aunque tal vez sea ante todo una experiencia estética, un milagro de fotografía, un código visual sobre el valor y la pureza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario