viernes, 8 de marzo de 2019

We fight for love ( Arnold Schwarzenegger- Mark L. Lester, 1985 )


                 "Yo desayuno boinas verdes. Y ahora estoy hambriento." - John Matrix  -                    


Existe cierto tipo de injusticia ante la cual sólo cabe el castigo más severo. Como ese punto límite tras el que se desencadenarían todas las iras de un hombre, aquello que fílmicamente se convierte en una carrera de fuego, muerte y destrucción. Una carrera por salvar la inocencia a toda costa, la propia, la del vecino, la del pasado y la del presente, la del mundo entero. Ante ese reto, la cualidad representacional de la action-movie, y concretamente en esta excepcional cinta de Mark L. Lester, ofrece una imagen ruda y sensible al mismo tiempo. Empieza mostrando el mal de los que matan o manipulan por autoritarismo o por simple egoísmo, para dar paso a un paisaje montañés y bucólico, allí donde habitan el bien, la ternura y la disciplina. En este caso, la inocencia aparece representada en la hija de John Matrix, cuyo secuestro motiva la sentencia por el fuego y la muerte, pero además de eso es el hecho de haber profanado un terreno especial, protector e íntimo, el hogar de Matrix y de su mundo particular, el ambiente bucólico donde la inocencia puede ser protegida de los males de la civilización. De ahí que se desencadene el fuego de la muerte, el músculo del guerrero y la persistente mirada del tigre hambriento.

viernes, 1 de marzo de 2019

Cuero negro



"Toda la peña emocionada por haber vivido y crecido en los ochenta. Total, unos más ricos, otros más pobres, todos muertos"  Proverbio de sobremesa

 Ni santo ni guerrero, nadie entraría en el reino de los cielos. Pero si el cielo tuviera algo así como una industria de tipologías y caracteres personales la imagen de Schwarzy sería equivalente a la de un querubín redentor. Nos redime de la blandenguería y del exceso de misericordia cuando éstas han sido malentendidas. Tampoco podemos permitirnos el lujo de ser u oler el cuero beato de Mark Kaminsky, combinando la automática con la música clásica, mientras dejamos caer algún chiste sobre alcohol y pasteles. Digamos que en el mundo existen unas leyes que unos se empeñan en transgredir mientras la mayoría espera el veredicto de los hombres y de los dioses, y entonces aparece el hombre de iniciativa solitaria que empieza a apartar piedras del camino para poder visualizar el objetivo con mayor claridad y sentido. Pero nada de esto, obviamente, tiene sentido si olvidamos de dónde viene el reflejo de esa imagen de antiguo y olvidado videoclub ochentero. Lo que en verdad han aportado las interpretaciones de Schwarzenegger: una dimensión política ( la necesidad de mano dura contra criminales, bebedores/as y viciosos/as de todo tipo ) y otra más literaria, íntima y susceptible de ser interiorizada. Referida a la del hombre serio, duro como una roca, ese que jamás se apartará del camino correcto y que se vale de unas pocas palabras para ser. La estética de la mentalidad imperturbable y firme en la consecución del objetivo.