Lo lleváis en la sangre, camaradas. Ser ángeles guardianes y héroes del amor. Ni os atrevéis, por la fuerza emocional de sus rasgos y sus arquetipos, a confesar la enorme influencia que el Superman de Richard Donner (1978 ) tuvo en nuestra formación espiritual. Cabe recordar, en especial, la secuencia de la muerte de Lois Lane con el consecuente lamento de su ángel azul. Kal- El quiere ayudar a todo el mundo, y por ese poder y voluntad de amor salva a todos al precio de perder a la persona que más le importa. Nos enseña un espíritu de sacrificio, un sentido de responsabilidad colectiva o comunitaria frente al ego, la familia o los intereses personales. Así que nada de " yo protejo a los míos, y los demás que se apañen", el "macho alfa" no es de los nuestros. Aspiramos a más que eso, lo sabéis, y conocéis esa cultura de la que somos deudores.
domingo, 6 de octubre de 2019
lunes, 1 de julio de 2019
Guía moral del camionero ( Menahem Golan- Sylvester Stallone, 1987 )
"Cuando el humor y la Verdad se hermanan, todo hay que leerlo entre líneas"
Joyas del pensamiento de salita en verano. Tomo 2. Pág 42.
Aquí hallaréis el arquetipo del hombre solitario, autodidacta y lleno de fuerza interior ( elevado como el vuelo del halcón ) en el centro de una historieta moral para camioneros o moteros de alma de acero. Sylvester Stallone, en consonancia con su nombre artístico, fue en sí mismo una marca cinematográfica y una reivindicación de la vida libre y salvaje. Era tan ingenuo que creía (¿?) que en la vida no te regalan nada, y ésta fue su entrañable fórmula para decirnos que el sudor y la sangre son necesarios; una galería de duelos protagonizados por hombres machorros y animalotos, cuyos combates se tornan metáfora del pulso que deberíamos echarle a la vida diariamente, fuera del mundo artificial sostenido por los milagros del sistema financiero, ese sistema que nos sedujo y nos convirtió a todos en una generación de hombres de mantequilla, aquí encarnada en un niñato repelente y sabelotodo que encontrará un padre que hará de él un verdadero hombre. Si no fuera por la cultura de los tontos y los ingenuos, la que ha sido tan ridiculizada por quienes se detienen en la apariencia externa del brillo muscular sin mirar hondo y comprender.
domingo, 5 de mayo de 2019
El Visionario (John McTiernan- John McClane, 1988)
"¿Le habrán matado?
No, aún está vivo. Sólo John es capaz de cabrear así a alguien"
Somos reblanditos, y por eso nos gustan los tipos duros. Esto nos lleva a 1988, cuando en todo el mundo los cines alumbraron el personaje de John McClane, signo de un supuesto declive ( "una cultura en decadencia...", la de John Wayne o la de Arnold Schwarzenegger, dice en un momento dado el otro personaje antológico, Hans Gruber ) relacionado con aquello que James Cameron citó hace no mucho: Die Hard es la última gran película masculina. La que supo definir el papel del "anti-héroe" de modo que se convertía, no en un arquetipo, idea, o imagen de un superhombre, sino en un hombre real, lleno de vulnerabilidades y pecador, como todos. En virtud de su poder metafórico, y sobre la base del conocido slogan ("llegó al lugar equivocado en el momento menos oportuno") John McClane se ha convertido en una figura del hombre que no encaja en ningún sitio, aquél sobre el que, por tener talento, razón o bondad, caen las críticas, los descontentos y las iras de los demás. Enfrentado a situaciones catastróficas en las que luchan diferentes grupos humanos, él tiene una visión de la que el resto de grupos carecen, deficiencia que retrasa la solución y propicia muertes evitables. La policía de L.A no le reconoce ni le entiende, el F.B.I no le entiende, el grupo de asaltantes no le entiende ni sabe quién es...una parábola sobre el genio y la soledad del hombre genial que tiene su escandaloso y reconocido referente en Gary Cooper y la película High Noon de Fred Zinnemann (1952). Es curioso ver a esa cultura reviviendo en tiempos de hombres que quieren ser santos, por cómo el paso del tiempo nos permite apreciar la sustancia y el verdadero fondo de tanta fibra, humor, idealismo y pólvora.
viernes, 8 de marzo de 2019
We fight for love ( Arnold Schwarzenegger- Mark L. Lester, 1985 )
"Yo desayuno boinas verdes. Y ahora estoy hambriento." - John Matrix -
Existe cierto tipo de injusticia ante la cual sólo cabe el castigo más severo. Como ese punto límite tras el que se desencadenarían todas las iras de un hombre, aquello que fílmicamente se convierte en una carrera de fuego, muerte y destrucción. Una carrera por salvar la inocencia a toda costa, la propia, la del vecino, la del pasado y la del presente, la del mundo entero. Ante ese reto, la cualidad representacional de la action-movie, y concretamente en esta excepcional cinta de Mark L. Lester, ofrece una imagen ruda y sensible al mismo tiempo. Empieza mostrando el mal de los que matan o manipulan por autoritarismo o por simple egoísmo, para dar paso a un paisaje montañés y bucólico, allí donde habitan el bien, la ternura y la disciplina. En este caso, la inocencia aparece representada en la hija de John Matrix, cuyo secuestro motiva la sentencia por el fuego y la muerte, pero además de eso es el hecho de haber profanado un terreno especial, protector e íntimo, el hogar de Matrix y de su mundo particular, el ambiente bucólico donde la inocencia puede ser protegida de los males de la civilización. De ahí que se desencadene el fuego de la muerte, el músculo del guerrero y la persistente mirada del tigre hambriento.
viernes, 1 de marzo de 2019
Cuero negro
"Toda la peña emocionada por haber vivido y crecido en los ochenta. Total, unos más ricos, otros más pobres, todos muertos" Proverbio de sobremesa
Ni santo ni guerrero, nadie entraría en el reino de los cielos. Pero si el cielo tuviera algo así como una industria de tipologías y caracteres personales la imagen de Schwarzy sería equivalente a la de un querubín redentor. Nos redime de la blandenguería y del exceso de misericordia cuando éstas han sido malentendidas. Tampoco podemos permitirnos el lujo de ser u oler el cuero beato de Mark Kaminsky, combinando la automática con la música clásica, mientras dejamos caer algún chiste sobre alcohol y pasteles. Digamos que en el mundo existen unas leyes que unos se empeñan en transgredir mientras la mayoría espera el veredicto de los hombres y de los dioses, y entonces aparece el hombre de iniciativa solitaria que empieza a apartar piedras del camino para poder visualizar el objetivo con mayor claridad y sentido. Pero nada de esto, obviamente, tiene sentido si olvidamos de dónde viene el reflejo de esa imagen de antiguo y olvidado videoclub ochentero. Lo que en verdad han aportado las interpretaciones de Schwarzenegger: una dimensión política ( la necesidad de mano dura contra criminales, bebedores/as y viciosos/as de todo tipo ) y otra más literaria, íntima y susceptible de ser interiorizada. Referida a la del hombre serio, duro como una roca, ese que jamás se apartará del camino correcto y que se vale de unas pocas palabras para ser. La estética de la mentalidad imperturbable y firme en la consecución del objetivo.
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