jueves, 8 de febrero de 2018

La imagen de Elliot



Perseverancia, impasibilidad, fortaleza íntegra, son algunos de los posibles atributos de la imagen del hombre perfecto, por eso era interesante argumentar el porqué Steven Spielberg sí debe estar en esta selección de figuras de hombres de la "vieja guardia". Es verdad que en su cine predominan los personajes vulnerables y enfermizos que necesitan de una experiencia extrema que provoque un cambio profundo en sus vidas. En "E.T", una de sus obras maestras, convirtió al pequeño Elliot en un sueño ( o imagen ) de sí mismo. Debemos fijarnos en éste último fotograma de la película, aquel que todo lo contiene y lo resume: la expresión del rostro y los ojos de Elliot mientras observa el cielo, tras decirle adiós al amigo de las estrellas que ha transformado su vida. En virtud de un portento interpretativo, tras la expresión de tristeza o fragilidad alienta una emergente sensación de firmeza y seguridad. El desarrollo de la película aparentemente se sustenta en la recreación de sentimientos o juegos exclusivos de un universo infantil, pero en esta película es más importante todo aquello que no siempre se muestra o se dice explícitamente. Sentir la vida a través de los sentimientos de "E.T" le ha dejado una impronta imborrable que cambia un corazón egoísta por otro más sensible al dolor ajeno, allí donde la sensibilidad y la piedad son atributos de la fortaleza y el valor. No en balde emerge en su espíritu el valor para enfrentarse al siniestro estamento de la ciencia y la tecnología del mundo de los adultos, y poder vencerlo con las armas del corazón y la Fe.  


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