jueves, 3 de diciembre de 2020

Karras (1973)

 


De entre todos esos perfiles inspiradores y surgidos del cine setentero o del videoclub de los ochenta, el del Padre Karras contiene algo más que melancolía y referencias a la crisis personal y espiritual. Tal vez no solemos pensar o reconocer la influencia que tuvo a la hora de suscitar cuestiones religiosas, o directamente inspirar para la vocación de la vida religiosa, siendo el principal protagonista de una película como El exorcista, tan llena de contenidos teológicos. Por otro lado, en esta bitácora buscamos perfiles de fortaleza, disciplina y salud física y espiritual, por eso un personaje que encarna la duda y la fragilidad no parecería adecuado si no fuera por los entornos en los que se mueve y porque posee la dimensión de lo real y humano: con toda su debilidad y sus dudas a cuestas, cerca de los enfermos y comprometido con las personas angustiadas del mundo, sumiso y humilde, entre su misería material y los lugares marginales de una ciudad, donde igualmente trata de cuidar de su madre como de permanecer leal a la hermandad a la que sirve. A nosotros, camaradas, nos gusta y tenemos mayor afinidad por el cielo azul, los paisajes bellos o el aroma de las flores, pero mientras estamos en este mundo el infierno nos rodea a menudo, y mucho más en tiempos de guerra, por eso un perfil como el de Karras, en esa lucha contra el mal bajo el cielo gris y el oscuro y frío otoño de la opresiva atmósfera de Georgetown, ayuda a poner a tono la musculatura espiritual.        

lunes, 19 de octubre de 2020

"¡Aquí se viene a morir!" (Capitán John H. Miller- Steven Spielberg-1998)

 


Desde Hook en 1991 hasta Amistad en 1997 tenemos la etapa más mediocre y lamentable de toda la filmografía de Spielberg, salvando sus trazos de maestría y esas moralejas que hayan podido cavar con mayor o menor hondura en nuestras almas. Una etapa cargada de una inusual corrección política, entre el ecologismo evolucionista y feminista en las dos partes de "Jurassic Park", la defensa de colectivos como los judíos en "La lista de Schindler" o los negros en "Amistad", incluso introduciendo de forma exageradamente banal e injustificada a una hija negra de Ian Malcolm- Jeff Goldblum en "The Lost World". No cupo duda, pues, de que obtener el reconocimiento de la academia en Hollywood implicaba venderse a la propaganda del sistema, aunque fuera con estilo y con un sello de maestría. Y, no obstante, creemos en Steven Spielberg porque inmediatamente después de aquél inevitable y temporal "proceso", con Salvar al soldado Ryan dio un brusco vuelco de regreso a los valores clásicos y a las temáticas atemporales. Es, ante todo, una película acerca de la guerra y del sacrificio realizado por aquellos jóvenes hombres que murieron en el campo de batalla, pero también es una representación de la vida entendida como SACRIFICIO en un sentido religioso, y de hecho tienen razón aquellos que han visto cierto paralelismo entre el perfil y las acciones del capitán John H. Miller y el mismísimo Jesucristo. Un Capitán que es a la vez un padre protector de sus hijos y un maestro, que entiende el campo de batalla como un lugar en el que, por amor a la misión, inevitablemente hay que ir al encuentro con la muerte pero, sobre todo, hallamos una oportunidad para buscar la vida y protegerla. Spielberg ha sido a lo largo de toda su carrera un implacable transmisor de bellísimos valores, y no nos quepa duda de que su hiperrealismo en la batalla no persigue otro fin que el de golpear nuestra conciencia. Porque, independientemente de la ideología o de lo que se pudiera pensar sobre aquella contienda acerca de quienes fueron realmente los "buenos", el modelo de sociedad o de mundo que hemos podido disfrutar en paz, con la tarjeta de crédito, con el cine de Hollywood en el VHS frente al sofá, las comodidades de la era pop, con el automóvil particular y el sistema democrático ( a pesar de sus injustificables miserias ) todo ello se lo debemos, para bien y para mal, al sacrificio que hicieron aquellos jóvenes hombres. Ni que decir tiene que empezar y concluir la película con la imagen solemne y ondeante de la bandera de los Estados Unidos de América resultaba enormemente provocador y lo sigue siendo en estos tiempos de apátridas y sucio cosmopolitismo. Y, en consecuencia, y rememorando las últimas palabras del Capitán Miller, cabe preguntarse si estamos siendo todo lo buenas personas que podemos ser, si realmente hemos entendido que, a pesar de todo, ya no queda tiempo para nada más que no sea la bondad, el ser dignos del SACRIFICIO hecho por nosotros, más allá de los referentes cinematográficos, mirar a Cristo en la cruz y saber que él murió en agonía, con el corazón roto, por el peso de nuestros pecados cayendo sobre Él.        


miércoles, 12 de agosto de 2020

La conciencia de Crystal Lake (y Dios bendiga América)

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Todo empezó con la cámara subjetiva de Sean S. Cunningham en 1980 y concluyó con Joseph Zito y Corey Feldman en 1984. En el primer caso, la cámara sigue el rastro de una pareja de adolescentes ocultos en un granero de trigo. Se trata de dos trabajadores de un campamento de verano que dejan a un lado sus deberes por un rato de diversión lujuriosa, la cual es contemplada desde la cámara ( o la visión subjetiva de Jason Voorhees ) como un acto de perversión que perjudica no sólo a sus hacedores, sino a toda la comunidad de veraneantes y a posibles niños inocentes que mueren por causa del egoísmo de quienes deberían ampararles. Esa cámara subjetiva (recurrente a lo largo de las cuatro primeras entregas de la saga) se convierte en la conciencia de pecado e injusticia y, por ende, la conciencia de Crystal Lake como lugar donde el mal no es tolerado y el sexo ilícito se paga con sangre. El Mal no son personas concretas, sino determinadas actitudes o, si se quiere, el mal es la adolescencia entendida como esa etapa (conocida como la edad del pavo o de la tontería) que traiciona la pureza de la infancia anterior, donde los excesos hormonales y sus conductas consecuentes requieren de contundentes medidas disciplinarias. A nuestros camaradas les corresponde empatizar con el asesino, vosotros que de vez en cuando sentís ganas de coger el rifle y darles un escarmiento a esos jovenzuelos irresponsables que deambulan por las calles. Poca broma, decimos, pero el caso es que cada elemento en juego forma un cuadro "ideológico" perfecto conforme a la verdad en la que creéis: Jason simboliza la inocencia del niño desamparado, la juventud es un coro abstracto que expresa toda la estupidez y la superficialidad del mundo, el arma homicida es el brazo ejecutor de Justicia, y la belleza y la paz de Crystal Lake es ese lugar irreconciliable con actitudes mundanas y, por tanto, invadir o perturbar su paz implica la muerte como castigo. Pero va más allá de eso, puesto que no se trata sólo de la juventud como enfermedad transitoria, sino de comprobar cómo esa juventud es el germen a partir del cual se desarrolla la sociedad adulta con toda su concupiscencia y corrupción ya sea en lo estético, lo social o en la política. Y, por último, al meollo del asunto: ¿ es Viernes 13 un producto para mentes puritanas, usualmente identificadas con la derecha neoliberal de los ochenta, o realmente consigue trascender e ir más allá de las ideologías sujetas a los mecanismos y el devenir mundano, encontrando ese punto de locura que la desliga de cualquier esquema al uso ?. Apuesto por ésta última posibilidad, porque culmina creando su propia contradicción, su aberración respecto a sí misma y, por tanto, su autocritica. Cuando Corey Feldman vence al monstruo corrompiendo su propia infancia, entonces Jason pasa a encarnar lo demoníaco, el Mal personificado y concreto que va colonizando la mente de los niños inocentes, lo cual cambia la perspectiva con la que contemplamos lo desarrollado hasta ese momento final. En todo caso, para preservar el mensaje y la "ideología" como algo vivo y presente, recordar que si hemos indicado que esa forma de adolescencia es un puente hacia la degeneración moral de la sociedad, la infancia, contrariamente y entendida como representación de la bondad y la nobleza interior, es la que destruye la corrupción del mundo. Traducido en la práctica sería como detener el tiempo e impedir esa forma de progreso que va en una dirección equivocada, y progresar en el buen sentido, el de la salud, la integridad y los verdaderos valores. 


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lunes, 20 de julio de 2020

Cazadores de misterios (Indiana Jones, los nazis, Belloch y Steven Spielberg, 1981)

Raiders of the Lost Ark (1981) - IMDb




En aquellos años, la familia y el decoro político a Spielberg se la traían floja. Con Raiders of the lost ark manifestó su absoluto idealismo en una historia protagonizada por distintas facciones y caracteres en la cual, supuestamente, debíamos empatizar ( y así fue y será por siempre ) con el arqueólogo del sombrero y el látigo. Éste, al igual que Richard Dreyfuss en "Encuentros en la tercera fase", antepone la misión por encima de las necesidades comunes relacionadas con el hogar y el cuidado de la mujer y los hijos. Se pasa la película viajando, corriendo y partiéndose la cara contra quien sea con tal de alcanzar el objetivo, pero no un objetivo materialista como suelen ser los relacionados con los problemas del hogar burgués, sino de carácter intelectual y -específicamente en el ámbito profesional de un arqueólogo o de un historiador- de carácter mistérico, siendo así un hermano espiritual tanto del nazismo esotérico de Adolf Hitler como de su aparente antagonista francés, conocido como Belloch. En el fondo todos son lo mismo, misioneros chalados a la caza del objeto de poder más importante de la historia de la humanidad, que finalmente será el cáliz y la sangre redentora de Cristo. Y fijémonos en el papel que juega la mujer; en ocasiones un lastre, en otras convenientemente secuestrada en manos enemigas, o arrojada a lo bruto al pozo de las serpientes para evitar que sus encantos distraigan a los soldados de la esvástica. Hay método, hay genio y hay afinidad para con los amantes de la vieja guardia. Y por eso amáis o habéis amado a Indiana Jones y a sus camaradas: todos aquellos que elegisteis primero el trabajo, los estudios o la vocación del tipo que sea, sacrificando los placeres o las veleidades mundanas.    

domingo, 14 de junio de 2020

Mugrientos (1978)

Danny Zuko y Sandy Olsen vuelven por Navidad | Cultura | elmundo.es


Grease contaba la historia de Danny Zuko, un chico que necesita ser libre. Vivía preso de los convencionalismos derivados de pertenecer a una cultura, e incidamos en el hecho de que todos hemos sido, en alguna medida, hijos de la "era rock". La película es un escaparate para deleitarse en la nostalgia de lo no vivido: los guateques, el musical de los 50, un característico sentido del humor, el sueño - no siempre realizado - acerca de esas amistades del colegio que permanecerán para siempre. Cabe destacar la canción Grease is the Word interpretada por Frankie Valli, la cual - acompañando a los créditos del inicio - es esa Voz maestra que dice aquello que precisamente la película desmiente en su posterior desarrollo; debía romper con los convencionalismos del greaser para poder estar junto a la pureza y castidad encarnadas en Sandy. Y aunque el tema de Frankie Valli se refiere a la cultura del individuo que quiere alcanzar la autenticidad en una sociedad dominada por los valores de la burguesía puritana protestante, valga decir que los atributos propios del greaser ( el apartarse del "mundo" y de sus convencionalismos, el amor por lo marginal y el trabajo precario) tienen su origen en las virtudes cristianas, posteriormente tergiversadas bajo un signo posmoderno que ha encandilado a varias generaciones. Greaser significa mugre, lo peor de la sociedad a ojos de quienes se rigen bajo los auspicios de un orden mundado y burgués. Al final, Danny y Sandy ceden su parte correspondiente para poder estar juntos: él con su chaquetita cursi de finolis-chico deportista, sano y bueno, y ella convertida en un putón verbenero. Los puritanos se ceban con este último aspecto, queriendo decir que esa conclusión de la película es un mensaje que corrompe a la juventud y, en parte, es verdad ya que la trasformación de Sandy es mucho más llamativa y sensualmente efectiva que la de su contraparte masculina. No sucedía de forma atonal y armónica, sino que el mensaje era una exhortación al libertinaje. Lo cierto es que, contradiciendo a esa Voz maestra, han renunciado a ser lo que verdaderamente son para poder estar juntos. Una incoherencia que funciona perfectamente en ese terreno de la sátira desmitificadora. A fin de cuentas el greaser, constituido como un icono pop, es una falsificación del verdadero espíritu de libertad y, en ese orden, la película denuncia el gregarismo de aquellas bandas juveniles porque obstaculiza el camino hacia la autenticidad y conduce hacia la dictadura de los convencionalismos.

jueves, 11 de junio de 2020

Videoclub de los ochenta

cine... clásicos de los años 80... 90... | Cine, Documentales



En primer lugar, esta noticia


No hay nostalgias como las de antes, lo afirman los chicos de Yo fui a EGB y desde aquí seguimos ese camino, pero llevándolo a la desmesura, conforme al espíritu de la vieja escuela. Aquí tratamos de hilvanar la nostalgia con la Verdad y, por desgracia, hemos de atravesar junglas prohibidas, sabiendo que la Verdad está en aquello que ha sido vilipendiado o ridiculizado. Deberíamos pensar, por otro lado, que la nostalgia no es vivir en el pasado, sino retener perpetuamente todo ese valioso legado de narrativa y formatos audiovisuales. La memoria se va adaptando al presente, pero no por ello deja de guardar el recuerdo de aquello que, por sus cualidades intrínsecas, siempre nos hará felices. Y ahora, cuando empezamos a adentrarnos en los tiempos post covid-19, es el momento de cerrar filas definitivamente ante el control mediático, ante la absoluta preponderancia del pensamiento único y de la asquerosa corrección política, y de recordar aquellas percepciones que, sin duda, algunos de vosotros tuvisteis hacia principios de la década de los noventa. Tras la caída del muro de Berlín en otoño de 1989, y ya inaugurando nueva década y "nuevo orden mundial" sionista, algo empezó a cambiar en el mundo del arte y de la estética, y sin duda fuisteis conscientes, quizás por primera vez, de la existencia del mal. No un mal concreto y personificado, sino de una decadencia, la certeza de que la historia cultural es la historia de una degeneración y, así, nunca afirmaremos nostalgias bajo el tópico que dice que "todo tiempo pasado nos parece mejor", sino bajo una certeza que no necesita justificación, simplemente lo percibisteis en su momento. No debemos adaptarnos a los cambios, sino permanecer fieles. El videoclub de los ochenta no es un pasatiempo, es una forma de pensar y de ser. 

martes, 2 de junio de 2020

1985: Mcfly, Doc Brown y el anti-bullying

Marty McFriday: These Clothes Were RADICAL When You Were Young ...

Pongamos que ninguna película - a excepción de otra que no vamos a mencionar ahora - refleja de forma tan clara y perfecta el espíritu y el legado de los años ochenta como lo hace Back to the Future. Durante mucho tiempo me he negado a incluirla en ésta bitácora por razones que resultarían bastante obvias si aplicáramos una mirada parcial, aquella desde la cual se entiende la historia de Marty Mcfly y de su ascendencia como paradigma de la ideología del éxito fundamentado en una competitividad agresiva y en la obtención de bienes materiales, entre otros mensajes pueriles como el referido al fumar y al beber como requisitos para tener clase. De hecho, el antológico puñetazo que George Mcfly le propina a Biff Tannen supone la exacta afirmación de ello. Ganarse a la chica a puñetazos era ganar la reputación, la clase económica a la que pertenecer y un hogar con hijos de buena profesión, limpios y educados. Es por esa verdadera peste por la que, hasta hoy, ha sido excluída de nuestro ideario. En cambio, ha sido a cuento de una especie de teoría del anti-bullying por lo que podemos verlo desde un ángulo diferente. Y es interesante porque, en los ochenta, antes de la actual cultura de la cobardía y la infantilización de la sociedad, no existía el bullying, sino verdaderas peleas por restaurar el honor personal y la identidad frente al adversario. Un adversario que en muchas ocasiones terminaba siendo una bendición para el chico que sufría algún tipo de abuso. Ni que decir tiene que la película de Robert Zemeckis es ante todo una maravillosa mezcla de caricaturas y estereotipos que no nos podemos tomar en serio, pero al loro con la ideología - porque la tiene - y con la transformación de George Mcfly consecuente a haber tenido la oportunidad de enfrentarse a Tannen. Las cosas no se resuelven a puñetazos, dicen hoy en día, y tienen razón, menos cuando es cuestión, como ya dijimos antes, de honor y, además, de hacer justicia en un momento y situación determinados. En aquella época la violencia era una forma de relación, de medir fuerzas y de conocer mejor al adversario y, una vez se gana el respeto mutuo, comienza una bonita historia de amistad entre quienes habían sido adversarios, a la vez que supone un verdadero rito de iniciación hacia la madurez. Por otro lado, Marty Mcfly es la plena figura del freak, bastante diferente de su padre George, pues Marty no necesita que le reciten una teoría del anti-bullying porque está abocado a vivir en el campo de batalla; vive en una familia en la que no encaja, en el colegio es un inadaptado, le encanta relacionarse con proscritos y con amigos raros, y vive fuera de su tiempo y de su época. Su sociedad con el inolvidable Doc Emmett Brown es la perfecta representación de nuestro amor por lo excéntrico y desmesurado, y de nuestro odio por la normalidad establecida. ¿Y qué sucede en la resolución final, cuando el padre aparece en plan cool, esa imagen terrible de mediocridad burguesa y vida adocenada?. Nada, simplemente un intercambio de estereotipos: del hombre apocado e idiota al hombre con clase y testosterona. O, ya más en serio, de una relación matrimonial basada en el sentimiento de lástima, a una relación de iguales, pues el sentir lástima daña a ambos progenitores, mientras que la madurez compartida hace que la relación matrimonial tenga un fundamento más firme.            

jueves, 23 de abril de 2020

Los prescindibles (Sylvester Stallone- 2010)

The Expendables - Pathé Thuis


En esta nuestra particular semana cultural, nadie mejor que Sylvester Stallone para definir todo el espíritu de la vieja escuela, y lo hizo en su película definitiva, "The expendables", homenaje a los amantes de la camaradería, el fuego del Espíritu y la destrucción del Mal. A excepción de las explosiones y la violencia explícitas, el resto hay que tomárselo muy en serio, pues el film habla de los marginados o gente tocada por algún tipo de locura, esa gente tratada como a material prescindible pero que, en un bello y divertido sueño cinematográfico, consiguen formar grupo y conquistar terreno. Habla de la necesidad de redención utilizando el arquetipo del héroe que va al rescate de la princesa, lo cual es una forma de indicar que debemos preservar lo que pueda quedar de bondad y belleza en un mundo podrido y sin alma. Lo de Mickey Rourke en esta película, por cierto, es de antología. Y es que la vieja escuela siempre fue, en el fondo de todos los fondos, un mensaje de santidad oculto bajo la máscara de los fuegos artificiales.

-Algún día encontrarás a un hombre que será feliz sólo con verte dormir


-Cuando estás aquí, no estás aquí realmente. No sé cómo te ganas la vida


- Ese tío me da mala espina 



- Quiero morir tumbado junto a una mujer, no por una mujer. ( La tentación de vivir una vida normal, adocenada )



-Trastorno de personalidad antisocial- piensas demasiado: no eres un tío corriente y siempre tendrás problemas poco corrientes



- Ahora tendrás más tiempo para autocompadecerte (por la chica inalcanzable)



- El tío que mejor se lleva con las mujeres es el que mejor se apaña sin ellas- Disfruta de tu libertad



Pues es feísima (a la "guapa"). ¿Cómo os llamáis?- Buda y Pest



- Ser rico está muy bien. Hace que las personas manifiesten a los cabronazos que llevan dentro ( y lo dice el malo)



- Uno no mata a su familia- Pásate por mi casa en vacaciones, amigo



¿Por qué estás en su contra?- Peleas de enamorados



- Ya sabes cómo me gano la vida. No soy perfecto, pero debiste esperarme. Porque yo lo valgo ( y no es arrogancia, no hay ironía y tampoco sarcasmo. Es la verdad)



- Los amigos mueren juntos



- Recordad esta mierda en navidad




- Ambos estamos muertos por dentro ¿por qué has venido?.
 He venido a por Ella, gilipollas.